Estrategias prácticas para fidelizar a tus colaboradores en un mercado laboral cambiante.
En el dinámico panorama empresarial peruano, asegurar y mantener a los mejores profesionales se ha convertido en un desafío crucial. La evolución constante del entorno laboral ha desencadenado lo que comúnmente se conoce como la «fuga de talento», un fenómeno que exige a las organizaciones replantear sus estrategias de gestión de personas.
Las expectativas de los colaboradores de hoy difieren significativamente de las de antaño. Más allá de un salario competitivo, buscan oportunidades de crecimiento profesional, flexibilidad laboral, un propósito claro en su trabajo y el acceso a tecnología de vanguardia. Sin embargo, un factor que se eleva por encima de todos es la claridad y la transparencia en la comunicación y las políticas empresariales.
Un estudio reciente de Page Insights, «Talent Trends 2025», subraya la importancia de la transparencia, no solo durante el proceso de contratación, sino como pilar fundamental para la fidelización de los talentos más valiosos. Vanessa Ratto, gerente de Estrategia de Personas de Prima AFP, enfatiza que los líderes de recursos humanos y talento deben ser agentes de cambio, impulsando la adaptación de las organizaciones a estas nuevas demandas y tomando decisiones estratégicas que impulsen la sostenibilidad y la innovación.
El contexto de incertidumbre de los últimos años ha redefinido las prioridades de los profesionales, poniendo un énfasis particular en el equilibrio entre la vida personal y laboral. Hoy, las personas no están dispuestas a sacrificar su bienestar por un avance profesional que comprometa su salud física y mental.
Para abordar estos retos, Ratto propone cuatro recomendaciones esenciales para atraer, retener y fomentar el desarrollo interno del talento:
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Impulso al ‘upskilling’ y ‘reskilling’: Es vital que las empresas identifiquen las brechas de habilidades de sus colaboradores. Esto incluye el desarrollo de competencias digitales, el manejo de herramientas como la inteligencia artificial en el día a día, la adopción de metodologías ágiles y el fortalecimiento de habilidades blandas. Una atención especial merece la preparación de los equipos para interactuar con IA generativa, asegurando la protección de datos, el cumplimiento normativo y la ética empresarial.
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Flexibilidad en modelos de trabajo: Si bien muchos profesionales prefieren modalidades de trabajo híbridas o remotas, existe una tendencia creciente de empresas que buscan retornar a la presencialidad. El reto está en acordar expectativas claras sobre la productividad a distancia y encontrar un equilibrio que beneficie a ambas partes. El modelo 2×3 (dos días en casa, tres en la oficina) se perfila como una «nueva normalidad» para muchos.
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Cultura de comunicación abierta: Establecer diálogos francos sobre las condiciones de flexibilidad, cultivar la confianza mutua y priorizar el bienestar laboral son pasos cruciales para disminuir la rotación de personal y mantener altos niveles de productividad. Crear espacios donde la voz del colaborador sea escuchada y valorada no solo fortalece la cultura organizacional, sino que también facilita acuerdos más duraderos y relaciones laborales sólidas.
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Transparencia en escenarios complejos: Comunicar abiertamente los desafíos, las decisiones difíciles, compartir información financiera relevante del negocio y responder activamente al feedback de los empleados son demostraciones de transparencia por parte del liderazgo. Priorizar la apertura en la toma de decisiones y el trabajo colaborativo es fundamental para motivar y retener al talento, previniendo así la pérdida de profesionales clave.
En resumen, una cultura organizacional que ponga el foco en el bienestar integral y el desarrollo continuo del colaborador es la base para construir equipos comprometidos, creativos y resilientes. Esto va más allá de la compensación económica; se trata de crear un entorno donde las personas se sientan valoradas, escuchadas y desafiadas a crecer. El bienestar integral no solo potencia la productividad, sino que también fomenta la lealtad y el sentido de pertenencia. Cuando las personas prosperan, las organizaciones también lo hacen.